miércoles, abril 26, 2006

Selebreision

Un aniversario, con sus velitas. Si no hay velas, no hay conmemoración posible. El hábito sí hace al monje. Me senté a la mesa, con las velitas encendidas, y así permanecí. Celebrando. Sé que estaba celebrando porque había velas. Es el escenario de la celebración, en sí. Si estoy en mi ordenador, estoy trabajando, si enciendo la consola, estoy jugando, si enciendo las velas, estoy celebrando. O arriesgándome a arder por los cuatro costados, casa incluida. Aunque las amebas no somos especialmente ignífugas, o quemables, o ardedoras. Eso lo son más bien los loros. No acerquéis nunca fuego a un loro, son tremendamente inflamables. Eso no lo advierten el prospecto ni el pajarista. Claro, no quieren perder clientes.
El caso es que no hace falta mucho más. Sólo ese detalle anticotidiano.

1 Comments:

At 27/4/06 10:03, Anonymous Anónimo soltó...

Ufff, si enciendo las velas se quema el barco, ¡menuda celebración!

 

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